Este 8 de marzo se celebra el Día
Internacional de la Mujer. Es un día propicio para promover la participación de
las mujeres, en condiciones de igualdad con el hombre, en todos los ámbitos de
la vida social, política, económica y cultural.
En este sentido, la Organización de Naciones Unidas ha hecho
un llamado para poner expresa atención este año en la particular situación que
atraviesan las mujeres que viven en el campo. Al respecto el Secretario General
de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, ha expresado:
Invirtiendo en las mujeres rurales; eliminando la discriminación de que
son objeto en la legislación y en la práctica; asegurando que las políticas
respondan a sus necesidades; brindándoles acceso en pie de igualdad a los
recursos y proporcionándoles una función que desempeñar en la adopción de sus
decisiones.
Es posible garantizar una mejor
vida a las mujeres, en condiciones de igualdad y sin discriminación. Las
mujeres rurales representan un papel fundamental en las economías tanto de los
países en desarrollo como en los desarrollados, pues contribuyen al progreso
agrícola, mejoran la seguridad alimentaria y ayudan a reducir los niveles de
pobreza en sus comunidades.
Estas mujeres constituyen el 43% de la mano de obra en el campo, cifra
que llega a ser del 70% en algunos lugares.
La desigualdad entre los géneros
y el acceso limitado al crédito, la salud y la educación son las principales
dificultades que afrontan las mujeres rurales. Se calcula, por ejemplo, que el 60% de las personas con hambre crónica
son mujeres y niñas. La crisis alimentaria y la económica, junto con el
cambio climático, no hacen más que agravar la situación.
Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura estima que si las mujeres tuvieran un acceso equitativo a los
fertilizantes, las semillas y las herramientas, la cantidad de personas
hambrientas en el mundo se reduciría entre 100 y 150 millones.
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