Una de las más graves consecuencias
de esta epidemia es la discriminación de las personas que viven con el VIH/SIDA, por parte de los distintos sectores de la sociedad.
Esta
discriminación, además de ser una lesión social, constituye una violación a la
dignidad y a los derechos fundamentales de quienes se encuentran afectados por
el virus, al negar, restringir o suspender los derechos que tiene todo ser
humano. Al final del milenio no hemos sido capaces de entender que el Sida
afecta la salud y la vida del ser humano, pero nunca su dignidad y sus
derechos.
En sociedades
como la nuestra, la discriminación puede llegar a ser algo cotidiano, aceptado
y muchas veces fomentado, toda vez que se cree que existe la necesidad de
remarcar las diferencias según el género, la edad, la preferencia sexual, la
condición física o mental, la calidad migratoria y la situación jurídica. Por
ello, en forma equivocada, algunos miembros de distintos sectores no sólo se
consideran diferentes sino que, incluso, se consideran inferiores a los demás
y, por lo tanto, creen que tienen menos derechos
.
Al considerar
diferentes a nuestros semejantes se establece una división que enfrenta y
separa a la sociedad, disgregándola en grupos y generando la ausencia de un
verdadero sentimiento de solidaridad.
Actualmente,
el Sida se suma a una serie de factores utilizados por ciertos individuos para
tratar de justificar una conducta discriminatoria, siempre con el pretexto de
proteger la salud pública.
Las
consecuencias de la discriminación relacionada con el Sida van más allá de la
división de la sociedad, pues no sólo afecta a quienes viven con el VIH/SIDA, sino que también perjudica a la sociedad en su
conjunto. Debe quedar muy claro que no existe un conflicto entre los derechos
de la mayoría no infectada y los derechos de los afectados por el virus; por el
contrario, conviene recordar que existe una estrecha relación entre la
protección de los derechos de las personas con el VIH/SIDA y las posibilidades de prevenir la
infección en beneficio de la salud pública.
Consecuencias
de la discriminación
1. Propicia que quienes se perciben en
riesgo de estar infectados no acudan a realizarse la prueba de detección y, por
lo tanto, no cuenten con un diagnóstico oportuno que les permita atenderse
antes de desarrollar la sintomatolgía propia de la enfermedad.
2. Aleja de los servicios de salud a las
personas infectadas por el VIH. Esta situación se presenta por
temor a que el personal que proporciona dichos servicios divulgue la condición
del paciente en el lugar de trabajo o en el lugar donde vive.
3. Reduce la participación de quienes
viven con el VIH/SIDA en los programas orientados a difundir la información
sobre las medidas necesarias para prevenir la infección.
4. Suspende o restringe el ejercicio de
los derechos fundamentales de quienes se encuentran infectados por elVIH o enfermos de SIDA.
5. Aumenta el aislamiento, así como el
sufrimiento de las personas que viven con el VIH/SIDA.
Independientemente
del ámbito que afecte, la discriminación es uno de los principales obstáculos
que entorpece cualquier esfuerzo para controlar el desarrollo de la epidemia.
Si bien la
defensa de los Derechos Humanos de las personas que viven con el VIH/SIDA y su
protección en contra de las conductas discriminatorias son sólo dos de las
respuestas a la epidemia.
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